Si entraba una, entraban todas. Pero cuánto costó ese primer festejo, que llegó más cómo fruto de la voluntad incondicional de ganar -porque si algo no le faltó nunca a Atlanta este viernes fue la constancia para buscar la victoria- que de la precisión técnica con la que trató de desarmar la defensa a ultranza de Flandria. Eso sí: cuando se quebró por primera vez la resistencia, quedó abierto el espacio para otra goleada de esas que este equipo se acostumbró a regalarles a los hinchas bohemios. Y la ilusión, con el 3 a 0 clavado en la chapa final, sigue bien arriba.

Por Federico Kotlar (@fkotlar)

El DT Arnaldo Sialle dispuso repetir para este partido la misma alineación con la que Atlanta se había impuesto por 2-0 contra Deportivo Armenio cinco días atrás. Más allá de que Talamonti ya estaba en condiciones de regresar, la decisión fue mantener a Díaz Villán, de buenas actuaciones en los últimos partidos, como primer zaguero central. Enfrente se encontró con un esquema inusual del visitante: un 5-3-1-1 que frenó durante un buen rato los intentos bohemios de llegar con peligro al arco defendido por Griffo.

Iban apenas dos minutos cuando Díaz Villán estuvo a punto de aprovechar una mala salida de Griffo en un corner para marcar el primer gol. Atlanta empujó desde el vamos en busca de la victoria. Pero de a poco el equipo, en su voluntad de mover la pelota por abajo para encontrar huecos en la defensa rival, perdió sorpresa. Y sus intentos se desvanecieron casi siempre en la superpoblada entrada del área de un visitante que sólo a través de Frattini por izquierda generaba algo de inquietud en ataque.

A los 26 minutos llegó una jugada que tendría una importante incidencia en el resto del partido. En el intento por cortar uno de los circuitos que elaboraba Atlanta en mitad de cancha, Chmil se arrojó con sus dos pies hacia adelante e impactó a Galeano sin pelota. El árbitro Lupani le mostró con decisión la tarjeta roja y dejó a Flandria con diez hombres cuando todavía quedaban 64 minutos de juego. Atlanta pudo haber dado una estocada de fuerte valor psicológico dos minutos después de la expulsión, cuando Pedrozo cabeceó de emboquillada un centro preciso de Mancinelli. Pero una impresionante estirada de Griffo para mandar la pelota al corner por encima del travesaño impidió el grito.

Con la roja a Chmil, Flandria reforzó su esquema de cautela extrema. Sacrificó la posición de enganche y Goñi se retrasó para pasar a la línea de tres volantes que se paraba por delante de la defensa. Entregado al sacrificio, solo adelante para tratar de capturar lo poco que llegaba hasta esa zona, quedaba De Hoyos, en general bien controlado por la defensa de Atlanta. Igualmente el primer tiempo se fue con la angustiante sensación de que, a pesar del hombre de más, llegar hasta las cercanías de Griffo se parecía por momentos a una misión imposible.

Maraschi ingresó en el comienzo del complemento por Soto Torres, que había aparecido poco. Y desde el carril izquierdo, como ocurrió en los últimos partidos, el Bicho aportó su inteligencia para abrir la cancha y empezar a remover un poco la sólida estructura que oponía Flandria. De a poco aparecieron algunos huecos y con ellos la sensación de que la victoria estaba algo más cerca.

Pudo haber sido en un desborde de Mancinelli, pero una pierna de la defensa apareció justa para tapar el centro atrás que buscaba a los delanteros. Hasta que a los 17 minutos, la perseverancia que en todo el partido mostraron los delanteros de Atlanta para obstaculizar la salida rival tuvo su premio: Riveros estrelló un despeje contra Bonfigli, a quien la pelota le quedó mansa adelante para emprender la carrera hacia el arco. El delantero no se desesperó, siguió su andar con buena velocidad y manejo, y ante la salida de Griffo colocó su remate con maestría contra un palo para poner el primer gol. La historia del partido acababa de cambiar definitivamente.

Cinco minutos después, otra vez la presión alta de Atlanta tuvo sus frutos: Mancinelli y Pedrozo complicaron de nuevo la salida de Riveros y le robaron la pelota. Lucas llegó hasta el fondo y mandó el centro atrás que Pedrozo no pudo conectar. Pero detrás apareció Bonfigli y, cuando intentó hacer la gambeta larga para sacar el remate goleador, Griffo le cometió penal. Tomó la responsabilidad Galeano, quien terminó de enterrar la racha negra y la clavó en el ángulo. Como contra Armenio, Juan festejaba desde los doce pasos como si siempre hubiera sido lo más natural del mundo.

Los de Jáuregui buscaron salir del fondo y consiguieron generar alguna inquietud, pero siempre se encontraron con respuestas seguras de Aurrecochea y la defensa local. La fiesta se completó cuando sobre el final Fernandes Silva, recién ingresado, clavó el tercer gol luego de un contraataque que -como había ocurrido en el cuarto gol contra Comunicaciones- manejó muy bien Maraschi. La alegría volvía a mandar en Villa Crespo. Y aunque aún faltaba que jugaran Defensores y Estudiantes, otra vez se había instalado la certeza de que, con el equipo en este nivel, la ilusión de llegar a lo más alto tenía muchos motivos para seguir vigente.

SINTESIS

Atlanta (3): Aurrecochea; Silva, Díaz Villán, Martínez Montagnoli, Benítez; Mancinelli (ST 43’ Fernandes Silva), Palisi, Galeano, Soto Torres (ST Maraschi); Pedrozo (ST 38’ Torres) y Bonfigli. DT: Arnaldo Sialle. No ingresaron: Barucco, Talamonti, Cortizo y Diego Martínez.

Flandria (0): Griffo; Camacho, Musson, Riveros, Randazzo, Vicente (ST 20’ Rui); González, Chmil, Frattini (ST 33’ Pérez); Goñi (ST 16’ Porcel); y De Hoyos. DT: Fabián De Sarrasqueta. No ingresaron: Caputo, Pineda, Bellone y Rose.

Goles: ST 17’ Bonfigli (A), 22’ Galeano (A) de penal y 44’ Fernandes Silva (A).

Amonestados: Palisi y Silva (A), Porcel y Griffo (F).

Expulsado: PT 26’ Chmil (F).

Arbitro: Ignacio Lupani.

Cancha: Atlanta.

Foto: Juan Ignacio Calcagno.