La recompensa debió ser mayor

Los resultados nunca cuentan toda la historia de un partido. Atlanta tuvo este miércoles ante Temperley la chance, como local, de obtener la punta en soledad por primera vez en un largo tiempo. No pudo conseguir la victoria: empató 1-1 y sigue siendo el líder del campeonato pero junto con Nueva Chicago, hasta ahora el otro gran protagonista. Eso sí: si alguna decepción hubo en Villa Crespo fue sólo porque no se pudieron conseguir esos tres puntos por los que tanto trabajó el equipo. El público, que dejó la cancha con cantos un poco por felicidad y otro poco para transmitir su aliento al plantel, entendió que se jugó al máximo y que el mensaje que llegó desde el campo de juego permite tranquilizarse con la respuesta que dan estos jugadores ante las grandes pruebas.

En Atlanta no se modificó el esquema de 4-4-2, pero -además de los retornos de Nelson González, quien reemplazó al suspendido Díaz Villán, y Perujo- Galeano esta vez se movió por el centro como doble 5 ante la salida de Palisi. En el sector izquierdo entonces ingresó Flores, por primera vez como titular. Si bien la ubicación de Galeano fue diferente, volvió a ser el motor del juego de Atlanta y desde sus pies surgió mucho de lo bueno que mostró el equipo en la noche de miércoles. Enfrente hubo un rival muy cauteloso, que había llegado a Villa Crespo con el cero en el arco propio como prioridad. Mucho más lo fue cuando, luego de un comienzo con poco fútbol, a los 26 López encontró el primer gol del partido. El delantero recibió un pelotazo largo y sacó un remate cruzado que tomó muy mal parado a Vega y se metió contra un palo. Había que remar desde abajo.

Atlanta sintió el golpe, pero no se desmoronó. Siguió yendo con mucha convicción hacia adelante aunque fue perdiendo con el correr de los minutos el buen toque en el mediocampo para volverse algo más vertical en la búsqueda de Maraschi y Godoy. Perujo y Pinto escalaban por los laterales con criterio y Nanía aportaba en la creación con intermitencias, mientras que Flores se mostraba impreciso. De todas maneras, resultó el ex Arsenal quien gozó de la chance más concreta del local en el primer tiempo. Y fue clarísima: a los 41 dibujó una muy buena jugada y quedó de frente al arquero, pero cuando tuvo que definir desde el punto del penal y con Crivelli a su merced sacó un remate que reventó el travesaño.

Ya en el segundo tiempo, pasaron apenas 20 segundos para que Godoy intentara un remate combado que se fue cerquita por el segundo palo. A los 3 minutos hubo otra buena oportunidad cuando un centro encontró solo a Maraschi por el medio, pero el disparo salió suave al medio donde Crivelli -que en el primer tiempo ya había sacado un tiro de Perujo que se colaba en el ángulo y fue agrandando su figura con el correr del partido- contuvo sin problemas.

Atlanta fue cada vez con más convicción hacia adelante. Cassano puso otra ficha en ataque con el ingreso de Acuña por Flores. Pero a los 13 casi viene el segundo de Temperley con un tiro de Quiñonez que tuvo una muy floja respuesta de Vega y se perdió de casualidad al corner. Entró entonces Lazzarini por Pinto y entonces Atlanta quedó parado con un esquema similar al de los equipos de Marcelo Bielsa: 3-3-1-3, con el rubio como enganche. El conjunto de Rezza aguantaba como podía y acentuó su retroceso aún más luego de que a los 23 Arregui se fuera expulsado por demorar burdamente el juego.

El local arrinconó entonces a su rival como lo hizo pocas veces en el campeonato. Sin embargo seguía abajo en el marcador, y una injusticia mayor pudo haberse consumado a los 32, cuando Vega -esta vez sí en una soberbia intervención- manoteó un tiro libre de Minadevino que se colaba arriba, la pelota dio en el palo y salió. El equipo siguió vivo, y no lo desaprovechó.

A los 38, el experimentado Gastón Aguirre se llevó puesto a Godoy, que le había tocado la pelota por arriba con mucha clase, y también vio la tarjeta roja. Y en el tiro libre posterior apareció el gol. ¿Quién lo hizo? El árbitro Bermúdez se lo otorgó a Nelson González, pero la pelota pareció impactar en realidad contra la espalda de uno de los defensores de Temperley que poblaban el área chica en un intento de defensa heroica. Poco importó quién era el autor en ese momento: el empate era una realidad y había que ir por más.

No dejó de intentar Atlanta en el final. Pero no se pudo obtener el premio mayor, ese que dr merecía con creces. El empate alcanzó para no bajarse de la punta. Y aunque detrás de la esquina esperaba un premio importante, no hay que desesperarse cuando desde la cancha viene la señal de que hay buenas armas para alimentar la gran ilusión. Aunque a veces el marcador no sea el ideal.

Por Federico Kotlar. En Twitter: @fkotlar