Arrancó en su propio campo y, como siempre, miró de reojo para encontrar al compañero mejor ubicado para hacer la descarga. Pero ya estaba muy cerca el jugador de Colegiales, así que Juan Daniel Galeano, ese chico de 24 años que juega con la tranquilidad y la sabiduría de un veterano, inventó un caño que encendió la chispa de una de las jugadas más bellas que se hayan visto en los últimos años en Villa Crespo. Así fue el comienzo del gran gol de Atlanta, el del 2-0 definitivo ante Colegiales, en un partido que seguramente será recordado sobre todo por esa obra maestra que dibujó el número 8.
Atlanta había llegado al choque contra Colegiales en busca de recuperarse de la dolorosa caída ante Tristán Suárez en la última jugada del partido. A aquel mal antecedente del sábado anterior se había sumado otro apenas antes del partido, con la victoria del líder Nueva Chicago -de nuevo sobre la hora- que hacía necesario ganar para no ceder más distancia en las posiciones. Para este partido, el entrenador Sebastián Cassano dispuso como única variante el ingreso de Matías Castro por Gabriel Flores, de floja actuación en Ezeiza.
No se podrá hablar en este encuentro de un gran rendimiento futbolístico de Atlanta. En cambio, resaltó de entrada su capacidad para llegar a fondo más allá de la poca elaboración de juego -algo llamativo teniendo en cuenta la presencia de jugadores de buen pie en el mediocampo como Galeano, Nanía y el Pepito- y también su efectividad para concretar las ocasiones. Justamente el partido se abrió cuando todavía no había pasado casi nada: a los 12 minutos, Maraschi lanzó un corner que rechazó la defensa de Colegiales, la pelota volvió a caer en sus pies y el nuevo centro viajó derecho a la cabeza de Castro, quien la mandó adentro con el arquero fuera de alcance.
Estuvo cerca Colegiales de igualar en seguida, cuando llegó un centro al área y dos cabezazos que esta vez no fueron gol porque Perujo salvó en la línea. A los 16 minutos Atlanta volvió a comprobar la endeblez de la defensa visitante cuando Maraschi se filtró y quedó mano a mano, pero su remate violento rebotó en la pierna del arquero Matinella. Atlanta era un poco más que su rival, y parecía cerca la posibilidad de sacar más ventaja. Y entonces apareció él.
Iban 24 minutos cuando Galeano encaró desde la mitad de la cancha hacia el arco. Después del primer jugador que se sacó de encima aceleró y encontró el callejón hacia el área. Enganchó para desairar a otro marcador y pareció que la pelota se le iba, pero trabó ante dos defensores y quedó de frente a Matinella. Se venía la definición, cuando llegó otro cruce y un nuevo enganche para sacarse de encima a un quinto rival. Y entonces, mientras se alejaba del arco, Galeano definió con un toque suave que desairó a Matinella y se metió luego de que la pelota diera en el palo. Un golazo espectacular del que cuesta encontrar antecedentes en Villa Crespo -algunos recordaron aquel del Bichi Paredes a Argentino de Rosario del que ya pasaron más de veinte años-.
No hacía falta ver nada más en el partido después de aquella escena maradoniana que compuso Galeano. Y entonces, poco más fue lo que se vio. Atlanta había sido contundente en un partido que no lo mostró en su mejor forma, pero en el que fue claro cuando llegó y controló muy bien a su tibio rival. Hizo algo más en el segundo tiempo Colegiales, pero sin llegar a inquietar en serio a Vega salvo por un tiro en el palo a la salida de un corner cuando el partido se moría. Así se consumó el 2-0 que mantiene a Atlanta a tres puntos del líder. Para sumar tres puntos y llevarse en la memoria un gol de Galeano para toda la vida.
Por Federico Kotlar. En Twitter: @fkotlar
Foto: Vanesa Crisóstomo
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