Atlanta se encuentra en un terreno inestable luego de una primera rueda en la que los buenos resultados -sumados a las irregulares campañas del resto de los equipos y algunas actuaciones por encima de la media de la categoría- lo habían llevado hasta el primer puesto. En los últimos partidos, el equipo abandonó premisas futbolísticas que le habían dado alegrías y ni siquiera tuvo la compañía de la suerte para arañar algún buen resultado. El 1-1 conseguido en Caseros frente a Estudiantes no mostró un salto superlativo de calidad, pero sí aparecieron algunos síntomas de mejoría con respecto a la pobreza extrema de las últimas actuaciones.
El comienzo, eso sí, fue claramente del local. Presionó a un equipo de Cassano parecido al de sus versiones más recientes. Con Pinto como lateral izquierdo y Peláez en el medio en lugar del suspendido Nelson González, Atlanta sufrió el asedio de un rival de rendimiento irregular en el campeonato. A los 18 minutos, Estudiantes marcó diferencias en el marcador con un remate desde afuera de Serrano que se desvió en un defensor descolocando a Vega. Era difícil objetar la justicia del resultado.
Lo primero bueno que se vio de Atlanta fue que ante el 1-0 en contra -que llegó con bastante de mala suerte- expresó alguna rebeldía que no se había visto en partidos anteriores. A través de Galeano y de Maraschi intentó desequilibrar a la defensa rival. El motor del mediocampo intentó con un remate desde afuera que se fue cerca y luego el Bicho -algo peleado con el arco últimamente- no pudo definir una buena jugada de ataque. Pero a los 44 Nanía, de intermitente actuación, encontró un hueco en la defensa de Estudiantes y coló una pelota perfecta para Lazzarini. Lamacchia fue con imprudencia a buscar la pelota y derribó al delantero, por lo que Meineri cobró penal. Lazzarini definió con un remate bajo y rasante, perfecto para sellar el 1-1 con el que terminó la primera mitad.
En el segundo tiempo se vio un partido de ida y vuelta. Si bien Atlanta no estableció una clara superioridad y por momentos sufrió bastante en defensa, mostró una actitud positiva para ir a buscar la diferencia. Pudo haberlo perdido, sí, y de hecho Vega protagonizó una doble atajada monumental a los 31 minutos para evitar un gol local que hubiera muy probablemente sellado el destino del partido. Pero también estuvo muy cerca de ganarlo cuando a los 41, en una combinación de esas que en los últimos tres encuentros habían estado ausentes, un centro espectacular de Maraschi encontró solo a Lazzarini en el punto del penal. El remate se fue por arriba y con él las ilusiones de triunfo.
El empate final le representó a Atlanta un punto que no sirve en la pelea por el título, en la que Nueva Chicago parece irremediablemente cortado hacia el ascenso directo. Pero no está de más reivindicar el cambio de actitud que se vio. Y tampoco la reaparición de algunos buenos circuitos en la ofensiva. Claro que es solamente el inicio del camino. Pero este equipo que supo ganarle en Chacarita en San Martín y a Dálmine en Campana se ha ganado el derecho de que se le tenga confianza. Ahora queda esperar que las buenas señales continúen.
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