Se fue un grande de verdad, no solo un hincha de Atlanta sino un hombre con unos valores increíbles. Una persona que nunca renunció a sus convicciones, que siempre puso en primer lugar las instituciones y de una lealtad y militancia admirable.
Los grandes de verdad dejan un legado imborrable en el resto de las personas, y este legado tiene que estar ligado a la coherencia entre la ideología y las acciones.
Julio fue el mentor de la actual comisión directiva y sus integrantes; probablemente en su momento y con su experiencia habrá pensado que muchos de nosotros podíamos aportar algún granito para continuar con su obra de reconstrucción de un club en ruinas. Ojalá que en su partida tenga la sensación que pudimos estar mínimamente a la altura de sus expectativas.
Se va a extrañar la presencia física de Julio, pero sin dudas queda su legado.
Comisión Directiva Club Atlético Atlanta