La bronca sigue atragantada y casi no cabe dentro del cuerpo. Porque Atlanta había hecho mucho más que su rival para que el final fuera feliz, pero finalmente no pudo evitar que la alegría viajara fuera de Villa Crespo. La ilusión de ascenso se terminó en un partido en el que el equipo de Mayor hizo méritos para ganar en el primer tiempo y consiguió remontar un trámite muy adverso en el complemento. Pero en el que los penales terminaron inclinando la balanza hacia el lado de un Platense con escaso mérito y que se quedó con el premio mayor.
Con el regreso de Maraschi en lugar de Acuña, Atlanta impuso condiciones desde el comienzo a un rival que se conformaba con esperar en el fondo de la cancha con el volante central, Páez, acurrucado entre los dos defensores centrales, y sus delanteros aislados. Pero ese planteo cauteloso no impidió que el equipo de Mayor llegara a fondo en los primeros minutos. Primero con un desborde de Maraschi a los 5: trepó hasta el fondo y mandó un centro demasiado violento que nadie pudo conectar. A los 9, una jugada clarísima en la que Godoy capturó el rebote de un remate trabado a Guzmán, definió al primer palo y la pelota da en el poste. Y a los 13, otra vez el delantero quedó mano a mano contra el arquero Flores y, como había ocurrido en el encuentro de ida, prevaleció el 1.
Sobre los 30 minutos, se equilibró un poco el partido, aunque siempre con leve predominio de Atlanta. Platense apenas remató al arco en esa etapa a los 33 con un tiro de Ortiz desde un costado, desviado. Pero el local respondió con una llegada clara, en un cabezazo de Maraschi -que mientras estuvo en cancha no pareció sentir la inactividad- tras un centro medido de Galeano que Flores alcanzó a manotear al tiro de esquina. Y entonces, llegó una jugada que partiría en dos la historia del partido.
A los 42 minutos, Galeano reaccionó luego de un empujón de Pansardi y despachó un codazo que dio en el rostro de su rival. El árbitro Gonaldi lo vio y le mostró la roja a quien fue el mejor jugador de Atlanta en el torneo pero que en este partido clave cometió un error muy pesado. Porque el golpe anímico por lo ocurrido tuvo para Atlanta un efecto aún más fuerte que el de quedarse con un jugador menos que su rival.
Para el segundo tiempo ingresó Collavini por Guzmán, quien nunca pareció encontrar el partido: primero con problemas con sus botines y luego con molestias físicas, nunca consiguió gravitar. Atlanta seguía golpeado por la expulsión de Galeano. Y enseguida Platense lo aprovechó, en su primera llegada del partido, para marcar la diferencia. Fue gracias a una desatención de la defensa de Atlanta, que permitió que peinara en el primer palo Meza y después le quedará la definición a Patricio Rodríguez prácticamente solo en el borde del área chica. El 1 a 0 en contra parecía un expediente casi irremontable para el local con un jugador menos. Pero este equipo todavía tenía una muestra más de coraje para dar.
Perdido por perdido, Atlanta empezó a jugarse cada vez más en ofensiva para igualar la serie luego del 0 a 0 del encuentro de ida. Así fue como sufrió en defensa algunos desajustes, como cuando a los 21 minutos Patricio Rodríguez casi marca el segundo con un remate que se fue alto desde buena posición. Atlanta en ese momento estaba perdido en la cancha, sin ideas. Y a los 31 otra vez lo perdió Platense en una réplica en la que Quiroga no pudo resolver mano a mano contra Vega.
Pero a los 38, en una jugada insólita, apareció el empate y la luz de esperanza. Collavini envió un centro llovido y el arquero Flores insólitamente no se movió de la línea del arco. Godoy, que entraba por el medio, aprovechó la aparente desconcentración del uruguayo para empujar la pelota a la red. Atlanta no se fue para atrás en lo que quedaba del encuentro, pero tampoco contó con una chance para evitar los penales. Y ahí, otra vez, la historia tendría un final triste para el local.
El arquero Flores contuvo los remates de Nanía y de Perujo, mientras que en Platense apenas desvió Quiroga. Tras el 1-1 de los 90 minutos, fue 4-3 para los visitantes, que se clasificaron para jugar contra Temperley la final del Reducido. Atlanta se quedó otra vez con las ganas de pelear hasta el final. Aunque este equipo haya dado muestras de que le sobraba valentía para los grandes retos. A veces, eso no alcanza.
Por Federico Kotlar. En Twitter: @fkotlar
Foto: Vanesa Crisóstomo
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