La gente de Atlanta no se quiso quedar callada. El protocolo indicaba un minuto de silencio, pero todos coincidieron en que la despedida para Héctor Rubén Candau, puntero izquierdo que había despertado ovaciones y palmas con su magia desde la línea de cal, tenía que pasar por otro lado. Por eso cuando el árbitro José Carreras hizo sonar su silbato y los jugadores permanecieron firmes en el campo, desde la platea y la popular se escucharon aplausos. Una y otra vez, para que después arrancara el “Palo, palo, palo/ Palo bonito, palo eh…” que tantas veces había endulzado los oídos en la década del 70. Y así Palito Candau, lejos de los formalismos, tuvo una despedida más acorde a lo que merecía.
Quien murió este martes fue uno de los grandes jugadores de la historia de Atlanta. Debutó en Primera en una victoria 2-1 contra Huracán en el Metropolitano 1971, jugó en el club hasta 1977 y en esa etapa fue parte del plantel que consiguió el tercer puesto en el Nacional 73. Volvió en 1980 luego de su paso por Nacional de Medellín y fue subcampeón de Primera B. En total jugó para el equipo 212 partidos y convirtió 48 goles.
Ya retirado del fútbol hace rato y con 41 años, en un amistoso con Temperley en 1993 que reunió a viejas glorias de los dos clubes, Palito tuvo tiempo de deleitar con su picardía futbolera a los que fueron a la cancha. Aún lejos de la actividad, Atlanta siguió teniendo un significado importante para él. “Me reconforta que haya pasado el tiempo y la gente se siga acordando de mí, porque significa que algo hice adentro de una cancha. Y más con la cantidad de jugadores que pasaron por Atlanta”, comentó en una nota de Felipe Leibovich para Sentimiento Bohemio en el año 2001.
Este año le diagnosticaron miositis, una cruel enfermedad que ataca los tejidos musculares. Y a los 62 años, el martes pasado su cuerpo dijo basta. Palito ya no está, pero quedará para siempre el recuerdo de sus gambetas inmortales. Para los bohemios que tuvieron la suerte de asombrarse con su talento y para aquellos que, de tanto escuchar sobre él, sentimos que lo vimos jugar.
Por Federico Kotlar. En Twitter: @fkotlar
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