Por Federico Kotlar
Era difícil pedir más para el primer partido de local en el campeonato. En un
choque que se vivió a flor de piel, con muchos momentos de buen juego y un
cierre a pura electricidad, Atlanta se reencontró con las buenas sensaciones y
terminó envuelto en la alegría. El 3 a 1 final, al cabo, fue el justo premio para un
equipo que mostró una buena evolución aunque sigue, como es inevitable a esta
altura del campeonato, con aspectos para mejorar.
El Bohemio llegaba a este partido con la idea de revertir la pobre actuación del
debut contra All Boys en Monte Castro. Y Walter Erviti decidió entonces
modificar tanto algunos de los titulares como el 5-2-3 que había utilizado en la
primera fecha y en los amistosos de preparación.
Además de la obligada variante de Sumavil por el suspendido Rago, se metieron
en el equipo titular Pérez Godoy -que se paró en la izquierda del mediocampo-,
Evelio Cardozo y Marcioni en lugar de Martín García, Juan Bisanz y Pedrozo.
El equipo entonces quedó parado con un más tradicional 4-3-3 y de entrada se le
notó una actitud diferente: más activo y con una sostenida presión para pasar
rápido el ataque.
En el primer tiempo Atlanta fue muy superior, de la mano de una gran actuación
de Evelio Cardozo por el sector izquierdo, donde desequilibró una y otra vez.
La primera situación clara fue a los 11 minutos, cuando Klusener quedó mano a
mano con el arquero, pero tomó una mala decisión y en lugar de definir trató de
dar un pase que se quedó en el camino.
Con Evelio en gran nivel y convertido en un problema insoluble para los
santiagueños, el Bohemio tuvo otras tres opciones claras y siempre falló en la
estocada final, lo que lo privó de una merecida ventaja. Atrás se manejó casi sin
problemas y redujo a su rival a la impotencia. Pero, claro, faltaba marcar la
diferencia en el marcador.
Pareció que la tónica se mantenía en el segundo tiempo, cuando apenas iban 13
segundos y Atlanta otra vez había tenido una chance clara: Marcioni interceptó
la salida de Güemes del fondo, no se tuvo fe para definir y dio el pase atrás para
que Klusener sacara un tiro que desvió Papaleo.

Pero a partir de ahí se vieron los mejores momentos del visitante y, por primera
vez en el encuentro, a un Atlanta desconcertado. Fueron minutos en los que
Güemes aprovechó todo el ancho de la cancha para manejar la pelota y dejar a
contrapierna a un equipo que no supo acomodarse a tiempo y lo pagó caro.
A los 11 minutos, después de que tres centros sobrevolaran el área, Orlando
anticipó de cabeza a Alan Pérez en el borde del área chica, Sumavil alcanzó a
manotear pero su rechazo salió al medio y Assenato capturó el rebote para
mandarla adentro.
Le costó a Atlanta reaccionar después del golpe. La posibilidad de sumar la
segunda caída en igual cantidad de partidos se cernía como una amenaza y los
nervios ganaron al equipo, que no encontraba huecos en la defensa rival. Fue
entonces que Erviti decidió patear el tablero.
Cuatro cambios metió el entrenador para afrontar los últimos 25 minutos de
partido. El más determinante de todos fue el ingreso de Ramón Fernández, que
se paró algo atrás de los delanteros para mostrar su reconocida calidad, aunque
también hubo buenos aportes de Perinciolo y Pedrozo.
Pese a la voluntad de Atlanta y al buen fútbol que aportaban Galeano y
Fernández, seguía faltando la puntada final. Y fue de la mano de un error rival
que apareció la llave para dar vuelta la historia.
A los 31 minutos, Gabriel Fernández puso ampulosamente la mano cuando un
corner cayó en el área de Güemes y Nazareno Arasa no solo cobró el evidente
penal sino que le mostró el camino de los vestuarios con la segunda amarilla.
Klusener definió entonces con clase desde los doce pasos para pegar su primer
grito y anotar un empate que tenía olor a más.
Y enseguida la historia terminó de darse vuelta. Después de una muy buena
jugada colectiva que motivó alguna alusión a Pep Guardiola en la platea del
León Kolbowsky, Ramón Fernández mostró su extraordinaria pegada con un
centro que Bisanz bajó al medio con gran precisión para que Klusener clavara
de cabeza el doblete y dejara arriba al local en una ráfaga de tan solo tres
minutos.
Atlanta cuidó bien la ventaja en los minutos finales ante un rival que presentía
que su tren había pasado. Hubo que sufrir hasta la última jugada, con un centro
que Papaleo fue a buscar al área. La defensa rechazó y Juan Bisanz se llevó la
pelota, con el arquero fuera de la acción y en una corrida desde su propio
campo, para sentenciar con un remate al arco vacío el 3-1 definitivo.
Llegó así la recuperación esperada como para acomodar los números. El equipo
mostró una reacción desde el juego, aunque en el primer tiempo le faltó la efectividad para ganar más tranquilo. Si mantiene su nivel y empieza a meter

más de las que genera, tiene buenos argumentos para ilusionarse en este
campeonato.

SÍNTESIS
Atlanta (3): Sumavil; Dramisino (ST 35m. Juan Bisanz), Alan Pérez, Colombo,
Gallo (ST 18m. Perinciolo); Galeano, Maxi González, Pérez Godoy (ST 20m.
Molina); Cardozo (ST 18m. Ramón Fernández); Marcioni (ST 18m. Pedrozo) y
Klusener. DT: Walter Erviti. No ingresaron: Bessone y Martín García.
Güemes (1): Papaleo: Salas, Gabriel Fernández, Pucheta, Lazarte; Assenato
(ST 39m. Lentini), Juárez, Jerez Silva; Marcos Fernández (ST 25m. Losa);
Orlando (ST 25m. Melivillo) y Salto (ST 34m. Olivarez). DT: Pablo Martel. No
ingresaron: Mendonca, Veliz y Speck.
Goles: ST 11m. Assenato (G); 33m. y 36m. Klusener (A), el primero de penal;
49m. Juan Bisanz (A).
Amonestados: Colombo, Pedrozo, Maxi González (A), Salas, Jerez Silva (G).
Expulsado: ST 31m. Gabriel Fernández (G).
Árbitro: Nazareno Arasa.
Estadio: Atlanta.

Fotos Diego Sirio / Prensa Atlanta

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