Nada pareció haber cambiado. Atlanta estrenó en el Carlos V el ciclo de Carlos Mayor como entrenador luego de la partida de Sebastián Cassano, pero las ilusiones de que esa renovación se trasladara en una gran variante en el campo de juego, al menos en este debut, se esfumó en el aire de Jáuregui. El empate 0-0 ante Flandria, uno de los peores equipos del campeonato, con una demostración futbolística que se pareció demasiado a las últimas presentaciones del equipo, tuvo gusto a una nueva decepción. Nada se puede objetar sobre la justicia del resultado. Y en todo caso, si debió haber un ganador, ese debió haber sido el voluntarioso conjunto local.
En los primeros minutos del partido se vio un leve predominio de Flandria, que tuvo a los 2 minutos una buena chance cuando Abregú -que complicó a la defensa durante todo el encuentro- le pegó desde el borde del área y la pelota se fue por arriba del travesaño. Y a los 15 llegó una oportunidad que esta vez fue muy clara cuando, luego de una mala entrega de Collavini en el medio, habilitaron a Rivero para que quedara mano a mano contra Vega. Sólo la enorme tapada del arquero impidió la apertura del marcador.
Atlanta empezó a mostrar uno de los males que lo acompañaría todo el partido: su imprecisión en el manejo de la pelota. Como si los nervios lo afectaran, aunque el local también se jugaba una parada muy brava porque necesitaba sumar para los promedios. Flandria presionaba bien adelante y complicaba a un equipo de Mayor que se mostraba además muy flojo en la marca por los costados.
A los 23 apareció una luz de esperanza. Tras una muy buena combinación de Atlanta en ataque, Acuña sacó un tiro que despejó bien Griffo. El rebote le cayó a Collavini, que otra vez no se tuvo confianza para definir y sacó un tiro demasiado débil al medio. Pero Flandria respondió enseguida con otra clara chance: nuevo desborde de Abregú y la pelota le quedó a Bielkiewicz, quien sacó un tiro que controló Vega muy bien.
Con un tiro de Galeano desde afuera y una chance que Valdez le tapó a Godoy cuando estaba por marcar, Atlanta mostró una leve mejoría sobre el final de la primera etapa. Y en el último minuto tuvo la mejor oportunidad de ponerse en ventaja: Godoy quedó mano a mano con Griffo, pero tapó el arquero. No se repetiría una posibilidad tan concreta para abrir el marcador en lo que quedaba del partido.
No se había cumplido un minuto del segundo tiempo cuando una cortísima entrega de Pinto a González en defensa derivó en un desborde de Flandria que por poco no terminó en gol. Después de otro comienzo flojo, Atlanta empezó a salir de nuevo del fondo y estuvo cerca en una pelota larga que por poco no llegó a controlar Godoy en el área. Pero el equipo de Mayor seguía con severos problemas para elaborar juego, con muchos inconvenientes en el medio: impreciso Galeano, desaparecido Nanía, y Sardella lejos del nivel que había mostrado en la primera rueda y el comienzo de la segunda. Poco resolvió el ingreso de Lazzarini por un intrascendente Acuña.
A los 25 minutos, en un buen contraataque de Atlanta, Nanía eligió pegarle al arco en lugar de habilitar a Lazzarini, que picaba con buenas perspectivas por la izquierda. Lo trabaron y la pelota salió al corner.
Dos réplicas mostraron a la defensa de Atlanta muy mal parada y Flandria volvió a estar cerca del gol: a los 33, cuando de casualidad nadie llegó a empujarla en el medio; y a los 35, cuando Vega realizó una excelente tapada ante Rivero.
El desarrollo era tan desfavorable para el Bohemio que Mayor decidió reforzar la marca en la mitad de la cancha con el ingreso de Francés -jugó su primer partido del año- por Nanía, para acompañar como doble 5 a Sardella. Pero después el pelado tuvo que pasar a la línea de fondo porque a los 41 fue expulsado Díaz Villán por doble amarilla. Con diez jugadores, el fantasma de otro mal resultado sobre la hora sobrevoló Jáuregui, pero “afortunadamente” esta vez Atlanta al menos pudo rescatar un punto. Una cosecha que en realidad es escasa si se quiere asegurar el ingreso al Reducido. Mientras tanto, la deuda en lo futbolístico está lejos de saldarse.
Foto: Jorge De Gregorio
Otras notas que podrían interesarte