Nada. Ni en el arco propio ni en el ajeno. Esta vez tampoco en condición de visitante, en la que sigue cumpliendo en los números una buena campaña, Atlanta consiguió festejar. Y, por quinta ocasión en los últimos seis partidos, igualó 0-0, en un resultado que le impidió dar el salto hacia la pelea grande. El rival fue un pobre Deportivo Armenio al que costó demasiado llegarle, aún cuando el Bohemio encaró el tramo decisivo del partido con un jugador más.
El entrenador Sebastián Méndez pudo para este partido repetir la alineación del encuentro anterior ante Comunicaciones. Pero desde el primer momento quedó claro que iba a costar reeditar algunas señales positivas de aquel partido, cuando pese a la falta de efectividad se consiguió llegar al arco de enfrente con algo de profundidad. El muy mal estado de la cancha, las ya rutinarias dificultades en el manejo de la pelota de muchos jugadores y las complicaciones para elaborar juego asociado conspiraron para que se viera un espectáculo muy pobre.
Atlanta tuvo algo de dominio territorial en los primeros minutos del partido, pero poco a poco el local fue dando vuelta la pulseada. Dentro de un contexto de aburrimiento general, a los 19 el equipo de Méndez sufrió como no volvería a hacerlo en el resto del encuentro: Peralta recibió solo contra el arco luego de un centro de Caspary e increíblemente la tiró por arriba del travesaño. Atlanta respondió con algunos remates desde afuera en jugadas aisladas, mientras terminaba de quedar claro que el gol sólo podría llegar a través de un error defensivo.
En el complemento parecía que se repetiría la historia de tedio profundo hasta que a los 15 el volante Benítez se hizo sacar la segunda amarilla con una falta violenta para frenar un contraataque. Ahí apareció una luz de esperanza para Atlanta, que al menos mostró una decisión firme para ir a ganar. Y a los 18 casi abre el marcador cuando Sebastián Díaz estrelló su cabezazo en el travesaño luego de un corner.
Méndez subió la apuesta a la victoria: además del cambio de Pinto por Peláez, lesionado, hizo ingresar a Lazzarini por Acuña -un clásico de los últimos partidos- para ganar algo más de peso ofensivo en un partido en el que el pelotazo era el recurso preferido de los dos. Luego también entraría Canaletti por Nanía en busca de más velocidad y la posibilidad de un desborde. Pero la única chance concreta llegaría sobre el final, y otra vez de la mano de Díaz: a los 42, otra vez luego de un tiro de esquina, la pelota derivó hacia él y le quedó picando en el punto del penal. Pero su remate se fue muy desviado. No hubo tiempo para más y se volvió a consumar el cero.
Atlanta se llevó así otra vez un punto para Villa Crespo. Nada más, nada menos. Es difícil evitar la preocupación, más allá de que se mantiene el invicto como visitantes y ya son seis los partidos sin recibir goles. Sumando de a uno, el equipo empieza a caer lentamente hacia la parte de debajo de la mitad de la tabla. Y si no se mejora pronto, más allá de la paridad de un campeonato en el que nadie asoma la cabeza, será difícil sostener cualquier esperanza.
(Foto: Vanesa Crisóstomo)
Otras notas que podrían interesarte