Cabe la pregunta: ¿qué habría pasado este sábado si Atlanta hubiera jugado un lapso mayor de tiempo como esos diez minutos del final del partido? Porque ese final de vértigo y profundidad no tuvo nada que ver con lo que había ocurrido antes, cuando el equipo pareció haber retrocedido a los pasajes más oscuros de este campeonato. Bastó, de todas maneras, para conseguir la igualdad 1-1 contra Brown de Adrogué y al menos no irse con las manos vacías cuando todo apuntaba hacia un final triste.
El visitante entró al partido mucho más atento, y apenas 6 segundos habían pasado cuando Lemmo le robó la pelota a Galeano y sacó un remate bombeado que Santillo manoteó y pegó en el travesaño. Y a los 3 minutos otra vez el arquero tuvo una buena intervención, a puro reflejo, cuando un rechazo pifiado de Silva se metía indefectiblemente. Brown mostraba mucha velocidad y precisión ante un Atlanta sin peso arriba ni en el mediocampo -con Galeano impreciso y muy bien marcado-, y con una defensa que como consecuencia tenía demasiado trabajo. A veces lo resolvía y en muchas sufría. Hasta que a los 36 minutos el visitante sacó provecho de una de esas ocasiones: Barbosa sacó un potente remate desde el borde del área que se estrelló contra el palo izquierdo del arco de Santillo y el rebote, que no atinó a despejar Díaz Villán, le quedó otra vez al lateral derecho. Su nuevo remate, casi sin marca, fue otra vez medido y se metió contra el palo derecho del desprotegido arquero. Era el gol de Brown, inobjetable por lo que se había visto hasta ahí.
Atlanta intentó en el segundo tiempo ir a buscar el empate, ante un Brown que cometió el pecado de no hacer más que esperar en lugar de ir a liquidar el partido. Pero fue muy poco lo que generó el equipo de Cassano en el comienzo de la etapa: apenas un tiro desde afuera de Cavallo -en su único destello de una floja actuación- en el que Otarola dio un rebote largo y al medio pero nadie de Atlanta alcanzó a intervenir. Algo empezó a cambiar con el ingreso de Cequeira por Torres. El juvenil se movió bien por izquierda y le dio movilidad a un equipo que de a poco empezó a salir de la resignación.
Con los ingresos de Sciorilli y Ledesma por Galeano y Cavallo el equipo levantó algo más. A los 32 minutos dio un aviso Maraschi, que no llegó a cabecear bien una pelota que le llegó luego de un toque sutil de Sciorilli tras un corner. De nuevo el Bicho estuvo cerca a los 38 luego de una buena jugada de Cequeira, quien mandó un centro medido que el delantero cabeceó por arriba. Y a los 40 llegó el empate: fue tras un muy buen pase de Cequeira y una inteligente maniobra de distracción de Ledesma para que Maraschi se metiera entre los centrales de Brown y definiera con un toque bajo ante la salida de Otarola.
Pudo haberlo ganado Atlanta después, en un par de avances que Otarola controló cuando llegaron con peligro primero Puch y luego Ledesma y -otra vez- un picante Maraschi. Acaso hubiera sido demasiado premio. De cualquier manera, es bueno haber cerrado el partido con sensaciones agradables. Como para darle algo de ilusión a este presente difícil y empezar a soñar con un futuro con más luces.
Por Federico Kotlar. En Twitter: @fkotlar
Foto: Vanesa Crisóstomo
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