La bronca está todavía a flor de piel. Porque duele perder un clásico y mucho más que eso ocurra en el último minuto. Atlanta escribió este jueves contra Chacarita otro capítulo en una historia tantas veces adversa en San Martín y cayó injustamente 1-0 con gol de Zapata de cabeza. Tuvo oportunidades para conseguir una victoria que habría sido una alegría importante dentro de una campaña muy pobre, pero dejó pasar sus chances y terminó con las manos vacías.
El local tuvo un leve predominio en el primer tiempo. Aunque sin inquietar demasiado a Santillo, en general manejó la pelota y logró arrinconar a Atlanta contra su arco en muchos momentos. De todas maneras, el equipo de Cassano -con un 4-4-2 bien definido- supo aguantar el partido con la solidez de un Emanuel Francés que recordó al del campeonato pasado y el buen funcionamiento de un mediocampo que volvió a tener en Juan Galeano una pieza clave para la distribución fluida de la pelota. Estuvo cerca Atlanta con una pelota peinada por Díaz Villán tras un corner y una media vuelta de Maraschi dentro del área, aunque también Chacarita pudo haber convertido con un cabezazo de Bordacahar que sorprendió mal parado a Santillo y se fue por arriba del travesaño. Sobre el cierre hubo una jugada que terminaría siendo clave en el desarrollo del partido: Zapata le tiró desde el piso una patada al estómago a Galeano, que el árbitro Di Bastiano apenas sancionó con una tarjeta amarilla.
En el segundo tiempo apareció lo mejor de Atlanta. El equipo se paró con valentía en campo rival y estuvo más cerca de la victoria, aunque por momentos se desequilibraba un poco atrás. Faltaron centímetros para dar el grito grande cuando a los 38 minutos un cabezazo de Maraschi se estrelló contra el palo, con el arquero Rossi vencido. A tres minutos del final, el DT dispuso un cambio con tendencia defensiva, extraño para lo que venía siendo el desarrollo del partido: Cequeira en lugar de Maraschi. En el descuento, otra variante que sólo pareció tener la intención de demorar -Ledesma por Pedrozo, uno de los mejores jugadores de la cancha- confirmó que la intención era cerrar el partido y quedarse con el empate.
Sea por la señal que partió desde el banco o no, Atlanta terminó el partido acurrucado contra su arquero. Lo pagó caro: en la última jugada, Bordacahar desairó la marca de Peláez y envió un centro que encontró a Zapata -el mismo que jugó gratis todo el complemento- solo en el borde del área chica para marcar el 1-0 definitivo. Fue un castigo excesivo para el equipo de Villa Crespo. Pero parece que en esta campaña el destino no está dispuesto a perdonar nada.
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