Atlanta sufrió mucho. Fue superado durante casi todo el partido por un Tristán Suárez que sólo por su falta de puntería y por la brillante actuación de Matías Vega no consiguió antes el 1-0 que mereció, y que llegó en el final. Claro que duele que se escape un punto en el último segundo del partido, pero cuando se tiene una de las peores actuaciones del campeonato es difícil que el resultado sea el otro que el que se dio.
Desde los primeros minutos del partido, a Atlanta le faltó claridad. Un poco a partir de los defectos propios de un equipo que pareció sentir el enorme trajín de tantos minutos de juego en continuado. También por mérito de un rival que supo abrir la cancha con inteligencia en ataque, aunque para cortar los circuitos de juego del Bohemio apeló reiteradamente a las infracciones en mitad de cancha.
Desde temprano Tristán Suárez mostró cuál iba a ser una de sus armas predilectas para atacar: la derecha de la defensa de Atlanta, donde Torres desbordó a Perujo con enorme frecuencia. A los 2 minutos, con el lateral uruguayo fuera de la jugada, Díaz Villán salió a cortar a un costado, quedó totalmente expuesto y el volante avanzó hasta el borde del área chica, pero su centro fue interceptado por la defensa. Ya desde los primeros minutos el local fue un poco más. Con Torres enloqueciendo a la última línea del equipo de Cassano y la tranquilidad de todo el equipo para mover la pelota ante un mediocampo que pareció sin piernas -acaso agotado más desde lo mental que desde lo físico- desde el comienzo.
Se ilusionó Atlanta a los 19 con una pelota parada. Fue un tiro libre desde el costado de Maraschi, que peinó Díaz Villán, se desvió en un defensor y salió cerca del travesaño. Pero no había motivos reales para el optimismo. Porque no salía limpia la pelota del medio, en el que Galeano aun lejos de sus mejores días volvió a ser lo más claro del equipo, y faltaba alimento para los delanteros que luchaban contra una defensa áspera. Flores y Nanía se cruzaban buscando combinarse, pero el ex Arsenal volvía a ofrecer una actuación intrascendente mientras que el Turco -que hizo un gran desgaste en la recuperación de pelota- tampoco estaba preciso en el pase. Como Sardella, a pesar de que entregó la lucha de siempre.
El partido se volvió ordinario, con mucho pelotazo y pocas combinaciones. A los 33 Atlanta casi araña una chance luego de que los dos centrales de Tristán chocaran entre ellos en el intento de rechazar de cabeza. Pero seis minutos después el local llegó a fondo cuando Torres -otra vez- la picó por encima de Vega, que con gran esfuerzo manoteó la pelota cuando se le colaba en el segundo palo. Y en seguida, en un centro pasado, falló en el salto Perujo, recibió Torres -sí, de nuevo-, quien quedó mano a mano con Vega. Otra vez tapó el arquero, quien ya era con creces la figura de Atlanta.
Atlanta encontró cierta estabilidad defensiva en el segundo tiempo, pero en lo que se refiere a ideas para crear peligro nada cambió. Siguió siendo en ese sentido el equipo intrascendente de la primera mitad. A los 10 minutos quedó mano a mano Melián, pero no alcanzó a pegarle con justeza a la pelota y controló Vega. Intentó Cassano cambiar la historia con el ingreso de Echarri por Flores. Luego también iría a la cancha Lazzarini por Godoy. Pero nada se modificó.
Lo más parecido a una llegada que tuvo Atlanta en el complemento fue a los 21 minutos una buena combinación en la que no llegó a la descarga Galeano, quien ya amonestado cometió una falta dura ante el defensor del local que rechazó, por lo que debió ver la roja. Afortunadamente para el Bohemio, el jugador que mueve los hilos del mediocampo no recibió sanción.
En el final, Tristán Suárez apretó en busca de la diferencia que merecía. A los 38 minutos Vega atrapó bien un tiro libre que se metía arriba en su palo. Pero había que sufrir más, porque en el segundo minuto de descuento Tristán Suárez dispuso de otro mano a mano que Vega alcanzó a desviar. Hubo tiempo de patear el corner, que era la última jugada. Ahí Atlanta volvió a marcar mal y Farías convirtió el gol con un remate violento y bajo que se le escurrió al arquero. Dolió por las circunstancias en que se dio, pero más por el pobre nivel exhibido. Llega el tiempo entonces de que este equipo, que tantas pruebas de carácter dio, entregue otra: la de salir adelante después de una dura bofetada.
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