No por grata, la experiencia dejó de ser inquietante. Apenas comenzaba el partido contra Comunicaciones cuando dentro de un quinteto de bohemios infiltrados en la platea en Agronomía, luego de un rechazo de la defensa local, uno de ellos protestó al resto del grupo: “Nunca un gol insólito para nosotros, ¿no?”. Uno de ellos le recordó: “Bueno, estuvo aquel contra Laferrere”. Y entre todos evocaron aquella tarde de 2003 en la que el arquero Gastón Castro le dio a Atlanta uno de los goles más extraños de la historia, al meter solo la pelota dentro de su arco. Lo escalofriante no fue eso, sino que apenas un minuto después Cervetti, el 1 de Comunicaciones, intentara sacar con mucha fuerza con una mano hacia la mitad de la cancha y enganchara la pelota con tanta mala suerte que la metió en su propio arco. Casi la misma jugada, doce años después. Fue además el hecho central que cambió el partido y abrió el paso a una gran goleada del equipo de Sialle. Un 5 a 0 que no se olvidará, tanto como el gol en contra que dejó a ese grupo de hinchas de Atlanta felices pero algo aterrados por la coincidencia.

Por Federico Kotlar (@fkotlar)

Después de la decepcionante caída ante Español, Arnaldo Sialle dispuso cuatro cambios en la formación inicial: ingresaron Benítez, Díaz Villán, Fernandes Silva y Maraschi por Torres, Talamonti, Quiroga y Pedrozo. El esquema también se modificó, ya que Maraschi en el primer tiempo no se ubicó como punta sino que reforzó la mitad de la cancha por el lado izquierdo mientras que Fernandes Silva se movió como enlace para conformar un 4-4-1-1.

Todavía no se habían acomodado los dos equipos dentro de la cancha cuando llegó ese error de Cervetti que quedará en el recuerdo y estará firme en los resúmenes que llenan la programación de los canales deportivos cada fin de año. Quedó la incógnita de cómo habría funcionado el nuevo esquema de Sialle en un encuentro con características más normales. Porque Comunicaciones entró pronto en el desánimo y ofreció demasiadas facilidades en defensa para las que acostumbra un equipo de Eduardo Pizzo. Y así fue como a los 11 minutos, luego de una nueva equivocación en la última línea, Mancinelli -el mejor del visitante- le robó la pelota a Strelau, quedó mano a mano con el arquero y definió con calidad para poner el segundo. Todo era tan sencillo para Atlanta que costaba creerlo.

Pudo haber llegado el tercero a los 16, cuando Maraschi -otra de las grandes figuras del partido- no logró cabecear con precisión un centro de Mancinelli, quien otra vez había desbordado por derecha. No vino ahí, pero sí a los 22, en otra jugada curiosa: Fernandes Silva trató de rematar desde el borde del área. Lo trabaron, pero la pelota quedó en sus pies y empezó a avanzar entre una defensa que no acertaba a cortarlo. Entonces quedó mano a mano con Cervetti, quien aunque manoteó su remate final no pudo evitar que se colara despacito por el palo izquierdo para el tercer gol. Demasiado pronto, el partido parecía liquidado.

Con toda lógica, pareció relajarse un poco Atlanta ante semejante ventaja. Si lo que cuesta vale, habría que admitir que la diferencia de tres goles había demandado poco esfuerzo y entonces probablemente era difícil valorarla. Comunicaciones -donde Pizzo hizo ingresar a los 31 minutos a Pessarini por Ramella para sumar peso ofensivo y frenar la debacle- empezó a acercarse en busca del descuento: tuvo posibilidades con centros y algún remate desde afuera que controló Barucco. Y esa tónica se acentuó en el comienzo del segundo tiempo, donde se vio el peor momento de Atlanta en el partido.

Fueron 15 minutos en los que el local, de la mano sobre todo del empuje de Barrionuevo, arrinconó a un Atlanta que no lograba cruzar la mitad de la cancha con pelota dominada. Sialle había vuelto al 4-4-2 y las mayores lagunas estaban por izquierda, donde Fernandes Silva como volante no encontraba la posición exacta para la marca ni conseguía dar aire para la tenencia de la pelota. Pero la historia volvería a ser favorable a Atlanta.

Después de que Banegas se perdiera el descuento en un tiro de esquina, Sialle dispuso el ingreso de Torres por Fernandes Silva, para que Benítez pasara a la mitad de la cancha. Y, por casualidad o por causalidad, fue justo en ese minuto cuando se terminó de sentenciar la historia: Maraschi aprovechó un nuevo error defensivo y robó la pelota en mitad de cancha. El Bicho manejó el contraataque a la perfección: aceleró al principio y después hizo la pausa justa para esperar a Mancinelli, que venía como un tren por izquierda. Habilitó a Lucas, quien definió el primer palo para poner su segundo gol personal y el cuarto de Atlanta. Si había alguna incógnita por el resultado, en ese momento se terminó.

Pudo haber llegado después un triplete de Mancinelli, con una volea espectacular a los 25 que Cervetti manoteó al corner. Pero el quinto gol no se haría esperar: otra réplica perfecta desde el fondo se coronó con un centro de Silva que Bonfigli empalmó adentro a los 31. Hasta pudo haber llegado el sexto, si Diego Martínez, que hizo una gran jugada individual, elegía pasársela a un compañero en el medio del área en lugar de buscar su propia conquista. En 5-0 se cerró la cuenta en la extraña y feliz tarde de Agronomía. Que tuvo un gol para la historia y, para cinco hinchas bohemios, una experiencia digna de una consulta con un especialista en fenómenos paranormales.

SINTESIS

Comunicaciones (0): Cervetti; Varela, Coronel, Strelau y Banegas; Ibáñez, Cattáneo, Barrionuevo (ST 21’ Vatter) y Castaño; Ramella (PT 31’ Passerini) y Mariano Martínez (ST 21’ Paolorossi). DT: Eduardo Pizzo. No ingresaron: Otarola, Izco, Gibelli y Vacaria.

Atlanta (5): Barucco; Silva, Díaz Villán, Martínez Montagnoli, Benítez; Mancinelli (ST 32’ Cortizo), Palisi, Galeano, Maraschi; Fernandes Silva (ST 16’ Torres); y Bonfigli (ST 35’ Diego Martínez). DT: Arnaldo Sialle. No ingresaron: Dobler, Serrano Soto Torres y Pedrozo.

Goles: PT 4’ Cervetti (C) en contra, 11’ Mancinelli (A), 22’ Fernandes Silva. ST 16’ Mancinelli (A) y 31’ Bonfigli (A).

Amonestados: Strelau y Varela (C) y Fernandes Silva (A).

Arbitro: Germán Bermúdez.

Cancha: Comunicaciones.

Foto: Juan Ignacio Calcagno.