Aportes y descubrimientos que enriquecen nuestra historia

Por Edgardo Imas

Hace cinco años un grupo de socios que trabajamos como Atlanta Historia hicimos un relevamiento de los trofeos, placas y otras distinciones existentes en el club, tarea que no se llevaba a cabo desde hace décadas. Otra labor importante fue el relevamiento de los escudos a lo largo de la historia del club, investigación que quedó plasmada en una sección de la página web oficial de la institución y en una de las paredes de la sala de prensa inaugurada el año pasado.

Recientemente, la investigación arrojó un nuevo descubrimiento, mediante el valioso aporte del socio Alfredo Massarelli, un hincha inquieto y amante de la historia del club. Massarelli acerca el carnet de socio n.° 1.362 de Antonio B. Juárez, que data de 1932, con un curioso escudo en su cubierta de cuero.

Fundado en 1904, recién en 1933 Atlanta logró su personería jurídica tras llevar a cabo los trámites correspondientes. Antes de ese año, las Memorias y Balances del club eran manuscritas y no impresas, por lo que ése es el motivo por el cual hay pocos testimonios gráficos nítidos de cómo fue evolucionando el escudo de la institución en las primeras dos o tres décadas del club.

Precisamente en ese trabajo que había realizado Atlanta Historia se incluyeron una imagen de 1906, que en rigor se trata de un sello que consta en libros de actas de reuniones de comisiones directivas, y otra de 1921, un escudo presente en el membrete de una nota dirigida a la AFA por el club, basado en unas medallas que se entregaron en 1910 con motivo de los juegos deportivos con los que Atlanta festejó su sexto aniversario, en el campo de deportes de Ferro, que había cedido gentilmente sus amplias instalaciones. De ahí saltamos a 1933, el primer escudo de un formato similar al actual, pero que ahora, con el aporte de Massarelli, se enriquece con uno de 1932.

El carnet está firmado por Antonio Sturla, presidente de Atlanta durante unos pocos meses en ese año, y responsable de la llegada al club de gran cantidad de jugadores paraguayos. Finalmente renunció y su gestión fue duramente condenada por la asamblea de socios que en 1933 eligió a Nicolás Corbellini como presidente del club. Sturla y otros dirigentes fueron inhabilitados no sólo por el club, sino por la misma AFA, que finalmente obligó a fusionarse durante 1934 a Atlanta con Argentinos Juniors, para luego desafiliarlo e intervenirlo en septiembre en función de la calamitosa situación financiera del club.