Faltó el premio de la victoria

“Fue un partido extraño”, definió Sergio Rondina. Tiene razón: fue un partido raro, cambiante, en el que se vio lo mejor de Atlanta en el torneo, y también más de lo malo que venía mostrando. El director técnico salió con un planteo algo más arriesgado que los que había armado hasta ahora: línea de tres en el fondo –Vega, Hernán Lopes y Segovia-, cuatro en el medio –Gaby López por derecha, Francés y Mamberti como doble cinco y Pinto como volante por izquierda-, enganche –Acuña- y dos delanteros –Andrés Soriano y Alfaro. De todos modos, esas intenciones ofensivas quedaban en la teoría porque los encargados de generar juego no lo hacían: a un Mamberti errático se le sumaba un Acuña que dejaba claro que es delantero y no 10.

Así y todo, Atlanta generó dos jugadas claras por dos corajeadas, una de Andrés por izquierda y otra de Gaby López por derecha, pero ambas terminaron mal resueltas por Alfaro (en la segunda, pateó en el área chica, y la pelota reventó el travesaño y picó afuera). Flandria, con orden y no mucho más, manejaba la pelota, pero no lastimaba. Hasta que un defensor de Atlanta tocó la pelota con la mano dentro del área y el árbitro la juzgó intencional. Gagliardo tapó el penal con los pies, pero en el rebote ganó el ejecutante Gabriel Fernández. 0-1, y encima unos minutos después, Segovia vio la doble amarilla (es su tercera expulsión seguida jugando en Villa Crespo, contando los partidos contra Huracán y Barracas Central). Como contra Barracas, el equipo cayó en el nerviosismo y el descontrol, y Flandria podría haberse ido a los vestuarios con otro gol más de diferencia.

En el segundo tiempo, Rondina se jugó el todo por el todo. Salieron Mamberti y Francés, y entraron Guzmán y Valdez. Gaby López pasó a jugar de 5 (su puesto natural) y El Chaco, de 8, le dio más profundidad al ataque. De una jugada suya llegó el empate, que terminó siendo en contra, y de otra gran jugada suya podría haber llegado el segundo, pero otra vez Alfaro la desperdició.

Los visitantes estaban desconcertados. Atlanta, con más actitud que juego, era dueño del partido aun con un hombre de menos y merecía la ventaja. Y la consiguió de pelota parada, con un cabezazo de Valdez en un tiro libre. Pero la alegría no duró ni un minuto: un centro al área, los centrales no anticiparon, Gagliardo salió mal, y Bueno, con un cabezazo potente, marcó el 2-2. Atlanta siguió yendo al frente y pudo haberlo ganado, pero Andrés no pudo definir la más clara que tuvo y Lucas Ferreiro –entró por Alfaro con el partido 1-1- tuvo mala puntería en los tiros de media distancia. En resumen: sigue faltando juego asociado y solidez defensiva, pero si el equipo mantiene la agresividad del segundo tiempo, cabe esperar una mejoría.