Atlanta consiguió una muy buena e importante victoria ante Ferro en Villa Crespo por 2-0. Fue una manera ideal de cerrar el año para el equipo, que arrastraba una racha de cinco partidos sin victorias.
El primer tiempo mostró a Atlanta con buenos intentos de elaborar jugadas de riesgo, ante un rival que llegaba con una buena campaña pero que estuvo lejos de revalidar sus pergaminos.
Las llegadas más claras en el primer tiempo fueron del local. Primero a través de una jugada preparada de pelota parada en la que Fabro, solo en el borde del área chica, remató desviado. Después con una media vuelta de Abel Soriano en el área que alcanzó a trabar Schunke. Y luego con un borbollón en el área en el que pareció haber penal por mano de Berza en la línea y en el que inexplicablemente el árbitro Baliño cobró saque de arco.
La gran alegría para Atlanta llegó en el segundo tiempo. Abel Soriano aprovechó una grosera desinteligencia entre Schunke y el arquero De Giorgi para con una avivada llevarse la pelota y convertir el 1 a 0.
El equipo de Ghiso se refugió entonces en su propio campo, en medio de los nervios que significaba tener al alcance una victoria muy necesaria. A los 35 minutos del segundo tiempo, Mancinelli se lesionó y, aunque siguió en el campo de juego, su presencia fue apenas simbólica: se ubicó como delantero y Guzmán pasó a jugar como lateral.
El alivio definitivo llegó a los 47 minutos del segundo tiempo, cuando Nicolás Ramírez -había ingresado por Abel Soriano- completó una buena jugada personal con un derechazo que se clavó en el ángulo y significó el 2-0 definitivo. Fue el primer gol de Ramírez desde que llegó a Atlanta.
Atlanta consiguió así relegar a Chacarita al último puesto de la tabla de los promedios, aunque sigue en los puestos de descenso directo, con 19 puntos en 18 partidos. La próxima cita será en Parque Patricios contra Huracán, a comienzos de febrero, por la última fecha de la primera rueda.
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